Salah es principio y fin del líder de la Premier League, pero necesita un equipo que no le falle sobre la hora.
El egipcio se convirtió, otra vez, en faro, luz y guía de un Liverpool que tuvo que exigirse a fondo contra Everton y que, cuando ya nadie lo esperaba, vio cómo se le perdía la victoria con un gol agónico, en un derbi impresionante que acabó en un enfrentamiento entre jugadores y hasta algún hincha que se coló.
Iba a ser victoria roja y al final fue un empate 2-2 para terminar un derbi de locos, el último en Goodison Park antes de la mudanza, con Luis Díaz titular.
Siempre se luchó
Partía con todo un Everton punzante, ambicioso, que probaba por fuera y por dentro a los zagueros rojos ante la ovación de su afición en este último derbi en el histórico Goodison Park.
A manera de homenaje, rápidamente se abría al cuenta cuando le robaban la cartera a Konaté, lo sorprendía Beto a los 11 para abrir el marcador y rugía el público local, aunque por muy poco pues a los 16, cuando metía el centro el siempre infalible Salah, aparecía en el área Mac Allister con un raro cabezazo de espaldas y 1-1 se ponía el derbi.
¿Y Díaz? Incómodo en ese lugar de 9 donde no le daban un centímetro los centrales, rotando a veces con Gakpo para despistar, pero sin mayor peligro. En el primer tiempo solo contaba una amarilla que le hizo sacar a Gueye y dos buenas aproximaciones, la última en un rebote de Szoboszlai, pero ambas en fuera de lugar. No era culpa suya, era virtud de un Everton muy bien sembrado en el campo.
Y vino el complemento y estaba mucho más picante el dueño de casa, con más opciones de frente al arco, con más ímpetu y poniendo siempre en riesgo a los grandes pero lentos centrales de Alisson Becker.
Tanto que a los 67 se salvaba Liverpool porque cuando Tarkowski intentaba el pase en profundidad pillaba a Jake O’Brien adelantado. Y la de Doucouré, quien desperdició la mejor ocasión de todo el segundo tiempo.
Y claro, el mandato del fútbol, que no perdona: si no los haces los sufres, más cuando te aparece Salah en una sucesión de rebotes que por primera vez permitió Everton en su área. Y el 2-0 era casi obra total de Salah, con otra influencia más para el líder absoluto de la Premier League.
Después de ni notarse, el egipcio incluso perdonó el tercero en el mano a mano que le ganó Pickford y apretó el cierre, tras la salida de Díaz a los 88 por Jota, con un local agotado de tanto luchar e insistir.
El fútbol lo premiaría sobre el cierre con un gol agónico que gritó con el alma Tarkowski a los 90+7, al final expulsado en medio del lío que se armó tras el pitazo.
Al final, el lío que se armó entre Jones y Doucouré acabó con los dos expulsados:
La tabla dice ahora que Liverpool es líder de la Premier League con 57 puntos, 7 más que Arsenal y 10 más que el Nottingham Forest y sí, 16 más que el Manchester City de Guardiola, ahora todos con 24 partidos jugados.